miércoles, 14 de marzo de 2018

¿Qué es y para qué sirve el concurso de acreedores?

Al alumnado de Economía de la Empresa:

Estos días hemos estado estudiando las diferentes técnicas o instrumentos de análisis patrimonial y financiero, que nos permiten conocer cuál el estado de una compañía. Hoy hemos analizado las situaciones financieras en las que se puede encontrar una empresa, desde una situación de estabilidad financiera total hasta la quiebra.

De forma breve y en relación con el artículo de Abengoa, os hablé del denominado "concurso de acreedores". Pero, ¿qué es y para qué sirve? Los amigos de En Naranja nos lo explican en este didáctico artículo:


El concurso de acreedores es una fórmula prevista en la ley para ayudar a empresas y a personas físicas que pasan por situaciones difíciles para atender pagos. Si no se prevé una rápida solución a esta situación, es cuando se puede solicitar el concurso para que un juez intervenga en el caso y nombre un administrador que negociará con los acreedores para ver cómo se pueden afrontar las deudas pendientes.

El concurso acreedores es una herramienta que tiene como fin ayudar a garantizar la continuidad del negocio. Se trata de una fórmula a través de la cual la empresa deudora intenta buscar soluciones para poder atender de la mejor manera posible las deudas que mantiene con sus acreedores y salir adelante.

¿Cómo funciona el concurso de acreedores?

Para poder acceder a la situación de concurso de acreedores, lo primero que hay que hacer es cumplir una serie de requisitos legales, recogidos en la Ley Concursal (Ley 22/2003), que ha sido modificada en los últimos años por el Real Decreto Ley 3/2009 y la Ley 38/2011.

En estos requisitos legales se definen los términos para poder solicitar el concurso, están los del tipo de persona que puede solicitar concurso. Pueden ser tanto personas físicas como jurídicas, siendo la mayor parte de concursos que tienen lugar en España relacionados con empresas y no con particulares. Para solicitarlo, además hay que demostrar la situación de insolvencia, no basta con tener un problema puntual de liquidez para afrontar el pago de deudas.

La solicitud concurso se realizar en un juzgado mercantil, pudiendo originarse en una solicitud voluntaria, es decir, realizado por la propia empresa o persona, o bien puede ser una solicitud forzosa, si nace de un requerimiento de un acreedor o uno de los socios, en el caso de que sea una empresa. Un juez tramita la solicitud de concurso y decide si se aprueba o no.

En caso de que salga adelante y el juez decrete la entrada en concurso de acreedores, se hace público a través del Boletín Oficial del Estado y, a partir de la fecha de publicación, se abre un plazo en el que los acreedores tiene presentar en el juzgado la relación de deudas que el concursado mantiene con ellos, siempre acompañados de justificantes de las mismas. Una vez cerrado el plazo de presentación de deuda, el juez determina cuál se admite y cuál no, rechazando las que no procedan por por defectos de forma o no quedar debidamente justificada, y definiendo así la deuda que entra en juego.

En los concursos el juez nombra un administrador, que es es la persona que se encargará de negociar la deuda con los proveedores, con el objetivo de alcanzar acuerdos para poder pagar en el mejor plazo posible y acordar reducciones de la cantidad adeudada, en lo que se viene llamando una quita. Esta es una de las vías que tiene para atender los pagos, estando esta negociación limitada y no pudiendo extenderse indefinidamente. En caso de que se alcance acuerdo, se firma un convenio para el pago de la deuda a lo largo de los plazos pactados y el concursado puede continuar con su actividad con toda normalidad, siempre que atienda los pagos según el nuevo plan previsto.

¿Qué sucede tras el concurso de acreedores?

Lo mejor de todo es que las empresas que salen de la situación de concurso de acreedores pueden seguir funcionando con normalidad. Ya en la fase de convenio, durante el concurso, hay muchos negocios que van sobre ruedas, pagando poco a poco lo adeudado y con una
perspectiva bastante optimista.

Es cierto que existe la otra cara de la moneda y que a veces no queda más remedio que liquidar la empresa. La palabra quiebra suena un poco fuerte pero hay que asumir que es parte del riesgo que se asume al emprender un negocio. En España no está demasiado bien visto por la sociedad en general que una empresa quiebre, pero hay que ser consciente de que estas cosas pueden pasar cuando surge un imprevisto o cuando el plan de negocio no sale ni de lejos como se esperaba.

Si uno se fija en emprendedores de fama mundial, muchos han montado previamente empresas que han quebrado. Es algo que puede ocurrir y, lo más importante, es tener claro que, acabe como acabe, el concurso de acreedores no es el fin del mundo.

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