Elita estudiaba Química el día que su padre llegó a casa con la noticia de que el director de la sucursal de Banco de Bilbao en La Orotava iba a convocar una prueba para incorporar a mujeres a su plantilla, formada hasta ese momento única y exclusivamente por hombres. Corría el año 1964 y ella tenía 18, pero no lo dudó: dejó sus fórmulas, preparó el examen, aprobó y se convirtió en una de las pocas mujeres de su entorno con un empleo remunerado. "Mis compañeras y yo cobrábamos lo mismo que nuestros compañeros y nos trataron siempre con mucho respeto", rememora al otro lado del teléfono. Sin embargo, también recuerda el momento en el que su máximo responsable obligó a las féminas de la oficina a llevar uniforme o cuando quiso que pasaran a diario un carrito con café y pastas.
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